martes, mayo 06, 2014

Adiós sin despedida.

Por Avelino Guzmán (Billy)


Cada casa, cada esquina, cada acera, le acercaba más a ella.
 El recorrido era rápido, pero aun así le parecían siglos el espacio de tiempo que les separaba.
Doblo a la derecha y para acortar camino tomo un callejón.
 Fue cuando lo sintió, cuando comprendió inexplicablemente se hizo claro  que no le vería más, cuando el tirón en su lado izquierdo le hizo quejarse y llevarse la mano al pecho.
Sofocado, jadeando, fue trastabillando hacia la salida, haciendo de las paredes sus amigas para que no le dejasen caer.
El esfuerzo fue inútil, cayo desplayado a la salida del callejón, con los ojos abiertos, sin poder hablar, viendo a la gente agruparse a su alrededor, mujeres gritando y pidiendo auxilio, los perros vira-latas y al Haitiano vendedor de maní.
La vida se le escapaba con cada exhalación. No era el escenario que imaginaba para despedirse de este mundo, no era el ideal, pero era su final, su adiós, su despedida.
Se llevo la mano temblorosa al bolsillo de su camisa y saco su celular, miro la foto en la pantalla, media rota por el impacto de su caída y vio a la hermosa bebe recién nacida que le miraba curiosa del otro lado.
El corazón termino de rompérsele y expiro.

Sin preferencias, sin excusas, sin piedad o misericordia… solo expiro, se apago, se fue.

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