
Maria se desmonto junto a los demás pasajeros, de la guagua que la dejaba en el pueblo de Miches, era un pueblecito típico dominicano del este, de esos pequeños con casas de zinc y madera y gente buena y trabajadora y cuya única diversión constaba de los bares típicos donde la bachata era el ritmo indiscutible del lugar, allí el hombre aun sembraba la tierra con el sudor de su frente y era ardiente y juerguista con cuanta mujeres se le cruzasen en el camino.
Tomo su mochila, se la puso al hombro y camino sin saber a ciencia cierta a donde dirigirse, había estado antes allí donde su prima Dora que era oriunda del pueblo, pero apenas eran las 11:00 de la mañana y aun faltaba mucho para la reunión en la playa.
Había tomado todas las precauciones que Dora le indico, desde la ropa, que fuera cómoda, básicamente Jeans y camiseta, hasta la alimentación, eso le todavía no lo había resuelto debía ir a una bodega a comprar lo que le faltaba.
Pero antes decidió comer algo, fue a una casita donde había una vitrina de cristal y se visualizaba un letrero escrito en madera, de letras toscas que indicaba que alli vendían desayuno y comida.
Se sentó en una de las típicas mesas de madera con sillas de guano y mantelitos a cuadros, una morena regordeta, de amplias caderas y sonriente se le acerco.
-¡Buenos día doña!, ¿que va a querer?
-¿Que tienes de desayuno?
-tengo un mangusito con huevos revoltiao y también una yuquita blanditica doña, con un bacalaito!....Que mire, ¡esta buenísimo!
-déme el bacalao con yuca…ah!... y un Mabi de Bejuco.
-de una vez doñita, ¿viene de vacaciones? Le pregunto por que alquilo cuartos, si le interesa.
-No, gracias…dijo Maria mirando hacia otro lugar, solo vengo a una diligencia, me voy hoy mismo.
-Ya, lo decía por la mochila. Enseguida le traigo su comida, dijo a la vez que desaparecía hacia la cocina.
Maria se rió, le encantaba ese acento del Este, le recordaba a Dora.
De nuevo salio la Señora con un abundante plato de Yuca con bacalao y lo puso en la mesa.
-Que tenga buen provecho doña!, a la vez que se dirigía a atender a nuevos clientes.
-Gracias, se ve sabroso!!
Maria miro el plato, que despedía un delicioso aroma a Yuca y bacalao guisado con Tomatitos Rojos y cebolla, empezó a devorar el plato, necesitaba fuerzas para lo que se avecinaba, tomo un sorbo de su Mabi y su mente se perdió en divagaciones, se imaginaba en Puerto rico ya, se imaginaba que pasaban los años y volvía al país con su dinero ahorrado en verdes, de esos que tanto rinden en el país, se imagino poniendo su negocio, un colmadito, donde pasaría su vejez, trabajando tranquilamente y viendo sus novelas mexicanas que tanto le gustaban, donde la protagonista y el bien, siempre salían triunfantes, a Maria le gustaban muchos los finales felices, aunque no estaba seguro de que su final iba a ser así, al menos lo estaba intentando.
Se preguntaba si perdería el acento y hablaría como hablan los boricuas, al igual que le pasó a Dora o si lo conservaría, también una punzada de miedo le recorrió la espalda, flotaban historias del mal trato de los boricuas hacia los ilegales, pero Maria era practica y sabia por experiencia propia que en todos lados existe gente buena y mala, pues en su propio país en su largo camino de trabajo de casa en casa fue victima de muchos maltratos y atropellos de parte de sus patrones, ósea que estaba preparada para la gente buena y mala, aunque siempre tenia fe en la bondad de las personas.
Se levanto, fue hacia donde la dueña del local y le pago.
Salio del local y se dirigió a un mini-mercado donde compro un paquete de casabe, un salami y varias botellitas de agua, guardándolo inmediatamente en su mochila (todo esto por consejo de Dora).
A Maria le parecía que estaba viviendo un momento irreal, surrealista, como cuando alguien muy querido muere y sientes que el mundo se ha detenido, que ya nada será igual, se sentía insensible al medioambiente, su alma ya estaba en otro lado.
Fue a la compañía de Teléfonos local y llamo a sus hijas, solo les dijo que todo estaba bien y las bendijo.
El ambiente estaba caliente, el sol castigaba la carretera y las planchas de zinc sin piedad, preguntando a los lugareños llego a la playa, compro un coco y se sentó a beberlo, mirando al mar y poniendo su mano en la medallita de la virgen que colgaba de su pecho, ya anochecía y se quedo dormida.
Despertó sobresaltada por los ladridos de un perro, miro la hora en su reloj.
-¡Dios mío!!, son las 9.30, me he quedado dormida, que bruta soy!.
Apresurándose, recogió su mochila y se dirigió al punto donde le indicaron los organizadores del viaje, no los había visto nunca, pero ellos le conocían por unas fotos que ella le mando, era un lugar apartado de la playa, lleno de malezas y árboles, la noche estaba calmada, silenciosa, el olor a salitre invadía el ambiente, María se sentó entre los arbustos y espero.
Paso una hora, dos horas, ya se comenzaba a impacientar, a preguntarse si le habían engañado con el dinero, si se habían ido, si habrían cambiado los planes.
No veía a nadie, la playa estaba desierta y tenía miedo, ¡como andaba la delincuencia en el país en esos días!.
-Si no aparecen en media hora, me voy de aquí, dijo entre el miedo y las lágrimas, al pensar que había caído victima de un engaño.
La noche seguía quieta, pasaron 15, 20, 25, 30 minutos.
Maria sin pensar se levanto, tomo su mochila decidida a marcharse, camino hacia donde se divisaban las luces del pueblo, casi cuando alcanzaba la carretera, de la nada una mano la jalo fuertemente hacia unos arbustos, ella grito aterrada dejando caer su mochila en el suelo y siendo devorada y atraída….. hacia la oscuridad.
(Continuara)
Escrito POR: Principe Mestizo (A.G.)